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Conoce a Norma

Madres Prematuras

Hola soy Norma mamá de bebes prematuros.

Su primer foto fue a los 22 días de nacidos, me dio miedo y no quise tomarles en el hospital.

Mi aventura inició en mayo de 1999 cuando nos enteramos de que estábamos embarazados nuevamente, ya teníamos u bebé de 1 año y según nosotros planeamos tener 2 hijos seguidos para que se pudieran acompañar y fueran cómplices de juegos toda la vida. Cuando fuimos al Doctor y me realizaron el eco, mi esposo estaba parado a mi lado y traía cargado a mi bebé y el Dr. le dice a mi esposo “siéntate”, mi esposo le contesta: “no, gracias así estoy bien” y el Dr. Insiste: “siéntate”, “Ok” dice mi marido y se sentó en un banquito que estaba a mi lado, al estarme realizando el eco, el doctor le hace una señal con la mano a mi marido (señal “V”) diciendo “2”, “¿dos qué? Le contesta, vienen dos, dice el doctor, a mí me dio un ataque de risa de no parar de reír, no sé si de nervios o de emoción y mi marido todo serio, yo creo que como hombre pensando en lo económico, total que ese día inicia nuestra aventura.

Entre comentarios positivos y otros no tanto de la gente a nuestro alrededor nos decían al comentarles la noticia: “Los gemelos no llegan a término”, “A fulanita no le fue bien”, y así entre muchos, el doctor nos da algunas recomendaciones como las inyecciones para la maduración de los pulmones, vitaminas, reposo, buena alimentación, etc, en fin todo lo que conlleva un embarazo múltiple.

Al cumplir el 7º mes de embarazo yo seguía trabajando y al terminar ese proyecto ya suspendo actividades laborales, una semana después tuve un sangrado leve, le hablé a mi doctor y me receta algunos medicamentos y reposo total, al pasar los días sentía contracciones y al revisarme nuevamente el doctor detectó una infección en la orina y decidió internarme por un mes para estar en reposo y observación, me monitoreaban las contracciones y pues en reposo total y llegó el momento en que no me podían controlar las contracciones ni con medicamento tenía 29-30 semanas aprox de embarazo. El 10 de septiembre de 1999 llegó el doctor muy temprano al hospital y me dice: “A las 11:00 am vengo por ti para ya intervenirte, esos bebes ya quieren nacer”, 5 horas después me llevan a quirófano, me preparan y pues al pasar los minutos nace Diego pesando 1.6 kg. lo escuché llorar, se tardó poquito pero al fin lo escuché, al momento de seguir maniobrando para recibir a Mauricio sentí un dolor muy fuerte algo me jalaron, y solo vi la mascarilla y ya no supe de mí…

Pasaron algunas horas y desperté en la sala de recuperación, de rato me llevaron a mi habitación e inmediatamente pregunté a mi esposo: “¿Todo bien?”, “Si todo bien”, me dice.

Al minuto de nacer Diego, nació Mauricio pesando 1.8 kg, ellos estaban en UCIN, no me los podían llevar y yo no me podía mover, mi esposo afortunado si podía ir, cuando regresaba me platicaba como estaban, como eran y todo (no existían los celulares con cámara y todo eso que hay ahora), y yo como mamá quería ir a verlos, saber por mí misma que estaban bien.

Al 2º día a como pude me senté y le dije a mi marido “llévame a verlos” me trajo una silla de ruedas y me llevó a UCIN, todo un ritual de desinfección para entrar, gorrito, cubrebocas, zapatos, bata y todo aquello, todo sea por el bien de ellos, entramos y fue una emoción verlos ahí, tan bonitos, tan chiquitos medían apenas 40 y 41 cm y pesaban 1.6 kg y 1.8 kg respectivamente Diego y Mauricio, cada uno en su incubadora, de inmediato fue meter las manos por los orificios y tocarlos, quería sentirlos y que me sintieran, decirles: “Aquí estoy y estaré siempre”. Yo estuve 2 días más internada y bajaba 3 veces al día para verlos.

Se llegó el día de yo salir del hospital y fue triste el salir del hospital sin ellos, ellos se quedaron 20 días más, los cuales fueron de recuperación para mi e íbamos al hospital 2 o 3 veces al día a llevarles un poco de leche mía, dársela en biberón pues no tenían fuerza para succionar, tocarlos, sentirlos y que me sintieran.

En la UCIN había vecinitos gemelos con hidrocefalia, algo realmente más triste que lo que nosotros pudiéramos sentir y el papá de ellos con una entereza admirable, (hace poco más de un año se encontraron en la calle mi esposo y el papá de esos gemelos y le comentó que acababa de fallecer uno de ellos tenía 18 años y el otro pues con su enfermedad y en silla de ruedas), el caso de nosotros solo era de esperar a que ganaran peso y pudieran succionar para poder comer para llevarlos a casa, aunque uno de esos días de incubadora nos hablan y nos dicen que Diego adquirió una infección en la UCIN y que requerían hacerle una transfusión de sangre y pues mi esposo se encargó de conseguir donadores, el doctor no nos quería decir que tan delicada era su situación y mi esposo de manera insistente le pregunta al doctor ¿que tan grave era? y el Dr. responde: “50% y 50%”, quedándonos en shock y pues esperar a que Diego reaccionara favorablemente al tratamiento, tardó algunos días y pues Gracias a Dios todo salió bien.


Cuando estaba todavía internada recibimos la visita de nuestro amigo el Padre Juan José Martínez y al platicarle la situación de mis gemelos, me dice: “¿Puedo pasar a verlos?” yo le dije que no se podía, pues esa fue la indicación de las enfermeras y doctores, que solo papás y abuelos podían pasar, una enfermera escucha y le dice: “Venga Padre yo lo llevo”, fue a verlos y al regresar me dice: Les di la bendición e hice un prebautizo, cuando salgan solo tienen que terminar el rito del bautizo, gesto que agradecimos enormemente.


Aunque mis hijos estaban bien y era cuestión de tiempo, aun así sentía un miedo tremendo a recibir alguna mala noticia, al pasar 21 días nos dan la gran notica que nos los van a entregar, ya pesaban 2 kg, ya listos para ir a casa y siguiendo las indicaciones del doctor al pie de la letra, la primera fue, “No recibir visitas” “no tocarlos, ni besarlos”, etc. Y recibiendo muchas llamadas para ir a visitarlos y con toda la pena del mundo negar el acceso a las visitas.

Una de las indicaciones del Dr. fue llevarlos al oftalmólogo a realizarles un estudio para ver que sus ojitos estuvieran bien y Gracias a Dios así fue, la siguiente visita al oftalmólogo sería cuando los niños tuvieran 6 años de edad, a la fecha se encuentra en perfectas condiciones sus ojos.

Así pasaron los meses en lo que ganaban peso y se volvían más fuertes, aunque siempre estuvo presente en Diego la bronquitis y en Mauricio el espasmo bronquial, desde los 6 meses con tratamiento homeopático hasta los 8 años, no sé si ellos maduraron o la medicina o que practicaban deporte, pero jamás se volvieron a enfermar, gracias a Dios ningún internamiento.

Gracias a Dios siempre fueron unos niños fuertes y sanos con una infancia divertida, muy buenos alumnos, deportistas y muy alegres.

Actualmente tienen casi 20 años están cursando su carrera universitaria, si Dios permite tendré un Psicólogo y un Lic. en comunicación.

Tengan FE, Dios no nos deja de su mano, yo se los ofrecí al Señor cuando nacieron y hoy día son muy participativos en actividades de la Iglesia católica y son unos hijos muy piadosos y con apostolado, trabajando siempre para Dios.
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