Tercera Parte
Muchas veces soñé con ese momento en qué conocería por fin a Emma Y Ellie, ver frente a frente sus caras, sentir sus cuerpecitos en ese primer momento, ese que haría que olvidara que estaba en un hospital, pero ni en mis más raros sueños fue así. Al día siguiente de la cirugía me dieron la oportunidad de ir a ver a mis bebés, así que con todo y lo que pudiera sentir en mi cuerpo me pasé de la cama a una silla de ruedas para ir a verlas. Mi esposo me había estado preparando diciéndome que nuestras bebés eran hermosas que si eran pequeñas pero que el doctor decía que estaban estables y que esto sería un proceso. No sé cómo describir lo que sentí en ese momento al llegar a las incubadoras, estaban una junto a la otra con luces azules para ayudar a su piel, un catéter en su pancita y un respirador agarrado como de un gorrito que les cubría toda la cara. Un nudo en la garganta y un coraje e impotencia al querer agarrarlas, abrazarlas o darles un beso y no poder hacer nada de eso, era horrible, tenía esa sensación extraña de que ellas también me necesitaban y al momento de dejar el área de neonatales no pude evitar romper en llanto de haberlas visto tan pequeñas, frágiles e indefensas, me sentía tan culpable de todo lo que ellas estaban viviendo, en mi mente sólo estaba el pensamiento "ningún bebé debería pasar por esto".
La noche de aquel domingo fue una de las más pesadas pero que a la vez recuerdo con tanto amor. Si mi esposo no me hubiera abrazado esa madrugada cuando colapse en llanto por todo lo que estaba pasando con las bebés, conmigo físicamente (llegó un punto donde sentía que me castigaban con cualquier nuevo procedimiento que me tenían que hacer en el hospital y les tenía tanto miedo a las enfermeras), con los traumas que había vivido una noche antes yo sola en intensivos, de verdad que sí él no hubiera estado como estuvo conmigo me hubiera vuelto aún más loca. No es mentira cuando dicen que una experiencia como estas une a las familias y ahora entiendo porque, si te sientes sola tu mejor apoyo es esa persona que elegiste como compañero, no sólo nadie te entiende mejor sino que esta atravesando la situación con la misma magnitud en dolor y todo.
Verdaderamente quisiera aprovechar este momento para honrar el gran hombre fuerte que eres y fuiste en esos momentos, por tus palabras dulces que fueron y son para mí un motor en este proceso juntos. No sé de dónde te ha dado Dios tantas fuerzas, Porque no sólo estaba sufriendo yo, eran también tus hijas las que estaban ahí y tú fe y tu amor por nuestra familia nos sostuvo.
Y a pesar de estar tan agradecida con todas las personas que se unieron en oración por nosotros y mis pequeñas en todo este proceso no tenía cómo recibir a nadie en el hospital, yo sentía que quienes querían saber de mí lo hacían por un lado con ganas de ver o saber de las bebés, lo que obviamente es normal después de que alguien da a luz, pero yo no tenía bebés para mostrar a nadie, no tenía ni ánimos ni fuerzas para peinarme o ponerme ropa que no fuera la bata del hospital, así que con menos ganas podía recibir visitas. Me aleje y me cerré por completo durante casi 2 semanas donde contestaba mensajes aislados cada 3 o 4 días, no quería ni revisar FB porque para colmo en esos días se traían no sé qué debate hablando del aborto, y para mí eso era todavía más irónico; mis hijas se veían y eran del tamaño de muchas de las imágenes que compartían, no podía creer que hubiera gente que pudiera no llamarlas bebés o decirles parásitos dependientes si desde antes de salir al mundo demostraban que querían vivir, muy independientemente de mí y guerreaban por hacerlo con sus pequeños cuerpecitos. Yo no intenté sordear a nadie, sólo son momentos donde no hay palabras que decir ni escuchar. No te sientas mal mamá si te aislas también, es natural, pero no olvides que cuando estés lista hay personas que quieren ayudarte.
-Lesslie Blanco
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